La arquitectura tradicional o Vernácula trabaja en pro de los Saberes Constructivos Ancestrales ya sea en la restauración de casas, edificaciones y espacios públicos de valor histórico; o bien en la realización de obras nuevas, basadas en lo tradicional.
Arquitectos, ingenieros y constructores en equipo con Maestros Constructores tradicionales, aprender unos de otros; creando obras arquitectónicas donde la tierra, la piedra y la madera mantienen sus técnicas ancestrales pero se equilibran y resaltan en diseños modernos.
Como Pueblo Patrimonio, el casco histórico Barichara está protegido por una normativa, pero la comunidad local debe convertirse en veedora, reconociendo y apropiando el tesoro arquitectónico como escencia de la identidad cultural Patiamarilla.
El paisaje Arquitectónico es el principal atractivo para el Turismo Cultural en Barichara,. Sin olvidar que tras la belleza de sus casas y capillas coloniales o sus calles, parques, catedral y monumentos en piedra; están los Sabedores ancestrales y contemporáneos que mantienen viva la tradición y la historia.
Los turistas pueden hacer recorridos con Guías expertos quienes les narraran las historias tras cada construcción y profundizar más en experiencias con constructores, donde pueden conocer los materiales, las técnicas y poner manos a la obra en un taller práctico.
¿Qué hacer?...experiencias:
¿Qué hacer?...experiencias:
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Cerámica Guane
Cerámica Guane
Las manos moldean la sabiduría del barro.
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Con dibujos pintados en colores rojizos o grabados en la superficie con incisiones: espirales simples y radiadas que representan al Sol- Zua su Dios. Formas de Cruz representando los 4 puntos cardinales y rombos. Usaban arcillas muy plásticas de tonos pardo, amarillo y rosado.
La cerámica fué importante en la economía Guane. Junto con las mantas y demás tejidos en algodón y fique; los recipientes en barro cocido, se llevaban al mercado de Sorocotá (hoy Moniquirá) donde lo intercambiaban con el pueblo Muisca por sal, adornos y caracoles.
Las crónicas de la Conquista hablan que en el siglo XVI, los indígenas de Lubigará eran olleros y hacían loza para venderla. Durante la colonia, los españoles explotaron la gran habilidad en tejidos y cerámica de los Guane para su consumo y como base de su industria para exportación. Lo que contribuyó a su extinción.
El saber de la cerámica Guane aunque en riesgo, ha continuado igual hasta hoy. Ana Felisa Alquichire exaltada como patrimonio cultural inmaterial, ceramista ancestral y descendiente directa de los Guane, heredó el Saber de su madre y abuela. Antes de morir a los 90 años, enseño a su hija Bernardita todos los secretos de la cerámica de barro. Hoy, varias “Mujeres del Barro” a pesar de su avanzada edad, continúan esta tradición.
PROCESO
El barro se saca con barra de la mina. Antes se usaban zurrones de cuero de vaca para cargarla en la espalda y había que pagar al dueño de los terrenos. Ahora se va en camión, se recoge sin tener que pagar y se lleva hasta el taller dentro de la finca.
La piedra con cuarzo y otros minerales que ayudan a dar dureza y consistencia a las piezas, se debe ir a recoger, se queman, se parte y se muelen a mano con piedras de amolar, hasta quedar en polvo para mezclar con el barro.
La “majoniada” o amasada del barro se hace rompiendo los terrones, echando agua con buen tanteo que no quede “champaleao”, con exceso agua. Según la cantidad de piezas, el montón de barro se amasa con las manos o pisándolo.
Para el moldeo o modelado, la herramienta principal son las manos de la Sabedora. La ceramista va tomando trozos o tiras de masa y las van uniendo y dando forma a la pieza. Usa cucharas de totumo de diferente forma para sentar la vasija, raspar y alisar. Y un cuchillo bien afilado para recortar los bordes y quitar imperfecciones.
Se fabrican ollas, ures (para guarapo o chicha), tejos (para asar arepas y tostar hormigas), sartenes, platos, pocillos, jarras, hornillas así como figuras religiosas y artesanales.
Cuando las piezas están moldeadas se ponen a secar a la sombra con buena brisa. Pueden durar desde 20 días hasta 3 meses en secado, según el tamaño. Cuando se ponen blancas, es indicativo que están secas y listas para quemar.
No se utiliza horno, sino una fogata sobre la tierra. Se busca un terreno inclinado donde corra buen viento. Se coloca una piedra grande que sirve de centro para apoyar, casi verticalmente, chamizos y leña. Luego se colocan las piezas de cerámica cruda y nuevamente leña y cerámica. Luego se prende el fuego.
El quemador tiene el ojo para saber cuándo esta lista la pieza, la saca con ayuda de una horqueta y la deja enfriar por 2 días. Finalmente, las piezas están listas para exhibir y vender.
Bibliografía:
Entrevista: Bernardita Alquichire y Merarda Torres – Barichara.
https://eprints.ucm.es/9885/1/T31254.pdf
http://elguane.blogspot.com/2011/10/los-gentleman-precolombinos.html
https://historiayespacio.univalle.edu.co/index.php/historia_y_espacio/article/view/5854/8270
https://repositorio.artesaniasdecolombia.com.co/bitstream/001/3314/34/INST-D%202018.%209.pdf